domingo, 8 de junio de 2008

Perderse

A veces es tan frágil mantenerse de pie. A veces siento ese temblor perpetuo empujándome por la cuidad, obligándome a no mirar atrás. A veces ser sincero es desnudarse demasiado, es permitirle el dolor al ser amado.

Caminaste sola mucho tiempo, ni las ratas se asombran al verte pasear asi vestida, por esos caminos nocturnos donde tan ciega te movés. Dejaste afuera muchas cosas que antes te daban placer - cosas que si, cosas que no tanto -. Temblaste muy fuerte esa vez, esa vez que dejaste los rincones aturdidos y las puertas deshechas. Y viajaste, viajaste lejos y a muchos lugares; te fuiste desmayando en cada plaza que encontraste por el mundo. Y brillaste, te dejaste deslumbrar por la espuma y por la luz, te dejaste caer bien en el fondo de tu sonrisa.
Tus pies, tus pies cuentan la historia que tus ojos no se animan a contar. Tus pies sintieron cada caricia, cada mirada, cada locura siniestra de placer, sintieron a cada uno de tu huesos destruirse y caer desde tu corazon. Pero hoy, hoy solo me dicen lo fría que esta tu sangre, me dicen lo poco que saben de vos.

La ultima vez que te fuiste, dejaste tus mentiras girar sobre mi sien, dejaste tus palabras de dolor hundirse en mi cama y me dejaste, durmiendo tu pena. Y vos te reías - te alejabas y te reias -.
Dos noches no dormí por mirarte desde adentro de mi frente, otras dos me distraje. La quinta noche te escuche reir - te reias de mi - fui a buscarte, te busque en mi cama, en mi noche, en el suelo, en mis pies. La quinta noche me caí.

.